LA PEDAGOGIA DIVINA


LA PEDAGOGÍA DIVINA MODELO DE LA PEDAGOGÍA EN CATEQUESIS

INTRODUCCIÓN
     Hemos visto en el curso anterior el lugar que ocupa la catequesis en el proceso total de la evangelización, su carácter propio, su finalidad y meta que es la confesión de fe. Ahora en este curso nos vamos a ocupar en primer lugar de su pedagogía (temas 1 al 4) y en segundo lugar del lenguaje y medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance para realizar nuestra tarea.
     En la Catechesi Tradendae nº 58 encontramos esta frase: “La originalidad irreductible de la identidad cristiana tiene como corolario y condición una pedagogía no menos original de la fe”.
     La originalidad de esta pedagogía va a consistir en que ha de inspirarse en la propia pedagogía divina, empleada en la Revelación “Dios mismo, a lo largo de toda la historia sagrada y principalmente en el Evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe seguir siendo el modelo de la pedagogía de la fe” (CT, 58)
    Llamamos pedagogía divina a la manera con la que Dios ha conducido a Israel hacia Cristo Salvador, y al modo con el que el propio Jesús, Hijo de Dios hecho hombre vivió la voluntad del Padre y comunicó e hizo realidad entre los hombres el Evangelio del Reino de Dios.
     Jesús cuidó atentamente la formación de sus discípulos que envió en misión. Se presentó a ellos como único maestro y al mismo tiempo como amigo paciente y fiel; su vida entera fue una auténtica enseñanza; les inició en la oración, les prometió y envió al Espíritu del Padre para que les guiara en la verdad y les sostuviera en los momentos de dificultad. En Jesucristo, Señor y Maestro la Iglesia encuentra la gracia trascendente, la inspiración permanente, el modelo convincente para toda comunicación de la fe.
     En la escuela de la fe de Jesús, el catequista une a su acción de persona responsable con la acción misteriosa de la gracia de Dios. El Espíritu se vale de ellos para anunciar el Evangelio y sus capacidades y experiencias humanas entran a formar parte del la pedagogía de la fe.

LA PEDAGOGÍA DE DIOS MODELO DE LA PEDAGOGÍA DE LA FE
     La catequesis en cuanto comunicación de la Revelación divina, se origina radicalmente en al pedagogía de Dios tal como se realiza en Cristo y en la Iglesia.
     La palabra “Revelación” proviene del término latín “revelatio”, “revelare”, que traduce el griego “apokalitein” que significa “quitar el velo”, “desvelar”, Dios se desvela, quita el velo que cubre su rostro.
     En 1Jn 1, 2-3, San Juan nos dice cual es el objeto de esta Revelación: “La vida eterna que estaba junto al Padre”, es decir la vida misma de Dios. La manifestación de la Palabra de la Vida, de la que se da testimonio, es el mismo Jesucristo, a través del cual Dios quiere manifestarse a los hombres. La finalidad de esta manifestación es la unión con los testigos de esta Revelación; es decir: “La unión con el Padre y con su Hijo Jesucristo”.
     “Dios invisible, movido por su gran amor, habla a los hombres como amigos y habita con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía”. La Dei Verbum nos presenta la Revelación como un diálogo entre Dios y los hombres entablado por propia iniciativa divina a impulsos de su amor.
     Esta conversación se realiza mediante palabras y hechos a lo largo de la historia de la salvación: “Este plan de la Revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente conexas entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras; y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas” (DV, 2)
     La plenitud de esta manifestación se realizó en Jesucristo: “Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de la Revelación”.
     La Dei Verbum nos muestra tres rasgos que caracterizan la pedagogía divina como:
  • Pedagogía del don.-
         Que parte de la iniciativa gratuita de Dios que desea comunicarse a los hombres para comunicarles su salvación: “Dios invisible, movido por su gran amor, habla con los hombres como amigos...”
  • Pedagogía de los signos.-
         “Las obras realizadas por Dios en la Historia de la Salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras”.
         La Revelación precisa de hechos y acontecimientos que sean accesibles al hombre y que a la vez muestren la trascendencia divina. La acción salvadora de Dios se hace presente en los signos que nos hablan de ella.
  • Pedagogía de la encarnación.-
         “La vedad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo”.
         Jesús es plenitud de esta historia y Palabra que lleva a sus últimas consecuencias lo que Dios quiere mostrar de sí mismo.

     Estas tres características de la pedagogía divina deben ser asumidas por la pedagogía catequética; ellas nos van a dar pie para los próximos temas donde veremos sus implicaciones prácticas.

LA CATEQUESIS FIEL A DIOS Y FIEL AL HOMBRE
     La catequesis no debe confundir a acción salvífica de Dios, que es pura gracia con la acción pedagógica del hombre; no las contrapone tampoco las separa.
     La catequesis es iniciación, educación y enseñanza inspirada en e diálogo que Dios mantiene amorosamente con cada persona. Así la catequesis:
- debe promover la adhesión plena del hombre a Dios (fides qua) y a los contenidos del mensaje cristiano (fides quae)
- debe desarrollar todas la dimensiones de la fe:
-         Entender y vivir el Evangelio del Reino
-         Celebrar la fe en el seno de la comunidad eclesial
-         Anunciar y difundir el Evangelio
-  impulsar a la persona a confiarse “por entero y libremente a Dios”: inteligencia,                   voluntad, corazón y memoria.
- ayudar a discernir la vocación a la que el Señor la llama

     Pero, ¿qué significa fidelidad a Dios y al hombre?
     La catequesis no debe olvidar nunca la forma en que Dios ha querido revelarse a la humanidad:
     “Dios mismo, a lo largo de toda la historia sagrada y principalmente en el Evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe seguir siendo el modelo de la pedagogía de la fe” (CT, 58)
     Por otro lado “la catequesis debe ser consciente de la situación particular y la problemática concreta de la persona a la que se invita a  creer en Cristo como quien tiene “palabras de vida eterna”. El Espíritu debe ser Buena Noticia para las personas que lo acogen, por lo que debe apostar una nueva perspectiva a la vida.
     La pedagogía catequética “acordándose de la pedagogía empleada por Dios”, utiliza “una nueva pedagogía que responda a los nuevas requisitos de su anuncio, “acomodándolo” al talento de los catequizandos” (DCG, 33)
    
     El catequista, por tanto, se  configura un servicio a modo de itinerario educativo cualificado; es decir, por una parte, ayuda a la persona a abrirse a la dimensión religiosa de la vida, y por otra le propone el Evangelio de tal manera que penetre y transforme los procesos de comprensión, de conciencia, de libertad y de acción, de modo que haga de la existencia una entrega de sí a ejemplo de Jesucristo” (DCG, 147)
     A este fin, el catequista conoce y se sirve, desde una perspectiva cristiana, de los resultados de las ciencias de la educación.

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