EL PLAN DE DIOS




La misión es la puesta en marcha del plan de Dios. Es la realización de lo que Dios ha planifi- cado desde toda la eternidad. En efecto, como excelente arquitecto, Dios ha elaborado minuciosa- mente sus planos y ha dado pasos concretos para realizarlos. Entre las acciones divinas enfatizamos tres:

La creación
Entre las obras de sus manos, Dios privilegia a los humanos, a quienes crea a su imagen y seme- janza y los adorna con dones, que los hagan capaces de conversar con El en amistad y recibir su amor. Es la obra del Padre, fuente de todo bien.

La encarnación del Hijo de Dios y la Redención

Por nosotros y por nuestra salvación, el Hijo de Dios se ha hecho hom- bre y ha puesto su tienda en medio de nosotros. Es la obra del Hijo, por quien el Padre ha hecho todo lo que existe y en quien quiere recapitu- larlo todo.

Pentecostés: la venida del Espíritu Santo
Dios Padre ha glorificado a su Hijo haciéndolo “Espíritu que da vida” y ha derramado su Espíritu sobre los creyentes. La justificación y espi- ritualización de los humanos es obra del Espíritu Santo, el Santificador.

Estas tres intervenciones de Dios, a favor de la humanidad, son como poderosas erupciones volcánicas, que ponen en evidencia la inmensa hogue- ra de amor que arde en Dios ¿En qué te hacen pensar esos grandes volcanes, que salpican nuestra geografía y apuntan como agujas hacia el cielo?



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