ORACION DEL CATEQUISTA n. 1 Señor, tú me has formado con todo el amor que puede tu corazón. Tú has sembrado en mí la vocación y me has llamado hacer catequista, a mostrarte a los demás a través de tu palabra, a llevar el mensaje de tu amor a mis hermanos. Bien sabes señor que no poseo riquezas materiales, pero tengo lo que me has dado: & Mis manos para ayudar a otros. & Mis pies para llevar tu palabra al que esta triste y preocupado. & Mi corazón para amar especialmente a los niños, niñas, adolecentes, jóvenes y adultos del mundo. & Mi inteligencia para fabricar un mundo mejor. & Mi voz para predicar tu palabra a quienes pocos han escuchado de ti. Todo esto me lo has dado y no quiero guardarlo para mí solo. Quiero compartir mi vida con todos, especialmente contigo señor. Yo se que contigo podemos llevar tu palabra a todos. Amen ORACIÓN DEL CATEQUISTA n. 2 Señor haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y amor. Concédeme poder cumplir la misión
Vuestra Soy Vuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí? Soberana Majestad, Eterna sabiduría, Bondad buena al alma mía, Dios, alteza, un ser, bondad, La gran vileza mirad Que hoy os canta amor ansí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Vuestra soy, pues me criastes; Vuestra, pues me redimistes; Vuestra, pues que me sufristes; Vuestra, pues que me llamastes; Vuestra, pues me conservastes; Vuestra, pues no me perdí. ¿Qué mandáis hacer de mí? ¿Que mandáis, pues, buen Señor, Que haga tan vil criado? ¿Cuál oficio le havéis dado A este esclavo pecador? Veisme aquí, mi dulce Amor, Amor dulce, veisme aquí, ¿Qué mandáis hacer de mí? Veis aquí mi corazón, Yo le pongo en vuestra palma Mi cuerpo, mi vida y alma, Mis entrañas y afición; Dulce Esposo y redención, Pues por vuestra me ofrecí ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme muerte, dadme vida: Dad salud o enfermedad, Honra o deshonra me dad, Dadme guerra o paz cumplida, Flaq
"Huellas en la arena" (Poesía Anónima) Una noche en sueños vi que con Jesús caminaba junto a la orilla del mar bajo una luna plateada. Soñé que veía en los cielos mi vida representada en una serie de escenas que en silencio contemplaba. Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando mientras con Jesús andaba como amigos conversando. Miraba atento esas huellas reflejadas en el cielo pero algo extraño observé y sentí gran desconsuelo. Observé que algunas veces al reparar en las huellas en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas. Y observaba también yo que aquel sólo par de huellas se advertía mayormente en mis noches sin estrellas. En las horas de mi vida llenas de angustia y tristeza cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza. Pregunté triste a Jesús: "¡Señor, Tú no has prometido que en mis horas de aflicción siempre andarías conmigo…? Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas cuando más sie
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