SEMANA DE LA CATEQUESIS 2012

Catequesis para niños de 5° y 6° y Primera Comunión (neocatecumenado)

¡JESÚS, GRACIAS POR MI COMUNIDAD, POR TU  PRESENCIA EUCARISTICA!

Objetivo: Los niños y niñas de Primera Comunión de la Arquidiócesis de Yucatán, que se preparan para recibir el sacramento de la Eucaristía, al participar en la semana de la catequesis, comparten experiencias como la gran familia de Dios y  se motivan a integrarse en su comunidad parroquial, creciendo juntos  en el amor a Jesús eucaristía.

 Entregar a los niños cuando lleguen a la catequesis una letra, para formar la frase: “Jesús, ¡Gracias, porque me invitas a participar con mi familia en la comunidad parroquial, que es la iglesia”.

Ambientación del local
Colocar en el salón imágenes de personas en actividades de la Iglesia, como por ejemplo en la celebración Eucarística, en Rosarios, en el catecismo, etc.; de familias en diferentes momentos: en una fiesta, en oración, llevando despensas, etc.,
También un rompecabezas de la imagen de Jesús Eucaristía con personas haciendo oración (la imagen o dibujo puede ser alusivo al Jueves Santo o Jesús expuesto en una custodia), para que se le pueda dar a los niños y ellos lo armen.

Material  a utilizar
Hojas tamaño carta (cortados a la mitad)
Letras para formar la frase
2 Cartulinas
3 cajas de diferentes tamaños forradas (en cada una de ellas se colocara una frase que diga: DIOS – JESUS EUCARISTIA / FAMILIA / COMUNIDAD PARROQUIAL)

Bienvenida
Como cada semana nos reunimos, para que conozcan más de un gran amigo, ¡sí,  se llama Jesús! Se han preparado todo este tiempo,  para poder recibir a Jesús Eucaristía, y desde ahora están llamados a compartir la Buena Nueva pero, tienen que saber que toda esta tarea no es solo suya, es de toda la Iglesia por eso hoy les invitamos a que juntos con toda la Iglesia, ustedes también pongan su granito de arena.

Canto de ambientación: Mi mejor experiencia
Mi mejor esperiencia
Por primera vez
Yo la tuve
Cuando a Jesús  acepte. (2 veces)
A partir de ahí
Mi vida cambio
A partir de ahí
Todo se puso mejor. (2 veces)

Oración inicial
Al llegar al lugar designado, debe estar preparado con anticipación:
Mesa para el altar, velas, flores, imagen de Jesús y cada niño, llevara en su mano la imagen  de su familia.

Entramos en procesión y cantamos.

Juntos como hermanos.
JUNTOS COMO HERMANOS
MIEMBROS DE UNA IGLESIA
VAMOS CAMINANDO AL ENCUENTRO
DEL SEÑOR.

Un largo caminar por el desierto
Bajo el sol no podemos avanzar
Sin la ayuda del Señor.

Unidos al rezar, unidos en una canción
Viviremos nuestra fe con
La ayuda del Señor.

La iglesia en marcha esta
A un mundo nuevo vamos ya
Donde reinará el Señor
Donde reinará la paz.

Al llegar al lugar designado pedimos a los niños que se acomoden alrededor de la  imagen de Jesús. (preparado con anticipación) con la foto que trajeron de  su familia,  explicando que la comunidad, lo formamos todos,  y que hoy pediremos por toda nuestra Iglesia  comenzando por nuestras familias.

El catequista hace la oración y los niños cierran sus ojos para escuchar atentamente y repitiendo las palabras.

¡GRACIAS PAPA DIOS!

Gracias Padre bueno, por mi familia.
Gracias, por la comunidad parroquial que es la Iglesia.
Gracias por la Fe cristiana que me has dado.
Gracias por el misterio de Gracia y de Vida.
Gracias, Señor, porque eres un Padre para nuestra familia.
Gracias por nuestro hermano Jesucristo,
Que nos manifestó su amor hasta el extremo,
Gracias, por tu Espíritu, que nos guía e ilumina,
Sobre todo en los momentos difíciles.
Gracias por tu presencia Eucarística.
Amen.

Vemos desde la realidad
Les entregamos a los niños la siguiente historia que leerán detenidamente y respondemos al final las siguientes preguntas. Si el catequista considera oportuno, se puede representar a manera de obra de teatro o con muñeco guiñol o títeres.


Una historia sobre el verdadero valor y celo que debemos tener por la Eucaristía

El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña china de once años de edad.

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana como los comunistas penetraron en el templo y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las hostias consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuántas hostias contenía el copón: treinta y dos.

Cuando los comunistas se retiraron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró al templo. Allí hizo una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de su hora santa, entró en el santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (En aquel tiempo no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).

La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su hora santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda noche, después de haber consumido la última hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.

Este acto de martirio heroico fue presenciado por el sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda.

Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró a tal grado que prometió a Dios que haría una hora santa de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días por el resto de su vida. Si aquella pequeña pudo dar testimonio con su vida de la real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; cómo la fe puede sobreponerse a todo miedo y cómo el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida misma.

Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan solo un símbolo del Hijo de Dios en el Santísimo Sacramento. Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

Respondemos:
¿Qué te llamó la atención de la historia?
¿Qué debemos hacer nosotros para mostrar el amor que le tenemos a Jesús sacramentado?

Pensamos desde Dios
Pedimos a los niños que localicen  la cita bíblica, después de leerlo contestan por binas las siguientes preguntas. Los que quieran compartir  algo lo hacen  al final.

Texto Bíblico Juan 6, 51
Yo soy el pan de vida.  Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron:  aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi Carne, y lo daré para la vida del mundo.»
Los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer carne?» Jesús les dijo: «En verdad les digo que si no comen la Carne del Hijo del Hombre y no beben su Sangre, no tienen vida en ustedes.  El que come mi Carne y bebe mi Sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día.
Mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida.  El que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. Es te es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre. Palabra del Señor.

¿Qué les promete Jesús a los que comen su Carne?

Reflexión
Para poder compartir algo, primero debemos tener la experiencia, recuerdan el canto que dice “que su primer experiencia es,  cuando tuvo a Jesús”.

Jesús nos promete que aquellos que comen su Carne y beben su Sangre estarán  unidos a Él. Y más adelante nos dice que vivirá para siempre. Esta promesa, vale para todos los cristianos que nos reunimos como familia en torno al Cuerpo y la Sangre de Cristo; desde la Eucaristía estamos llamados  a formar una gran comunidad, donde aprendemos no solo oraciones, sino a vivir nuestra vida cristiana, edificada sobre los valores cristianos.

De esta manera alguien que está unido a Cristo:

1.- Vive sus valores, es amable con los demás,  es educado, colabora en los quehaceres de su casa, ama a su familia y los promueve con sus compañeros.

2.- Se siente parte de una comunidad, crece como Iglesia, viniendo al catecismo y participando en las actividades programadas en su parroquia o su sector.

3.-Se prepara mejor, siendo cada día más amigo de Jesús, dando testimonio de que para estar unido a Él se necesita cambiar muchas cosas que le impiden vivir como y para Él.

4.- Está  más atento a las necesidades de los hermanos que sufren, que se sienten solos o tristes.

Mientras se van mencionando las características, se pueden escribir en carteles o bien representarlas por medio de dibujos y posteriormente se acomodan en torno a una imagen de la Eucaristía las fotos que trajimos de nuestras familias.

Cuando verdaderamente reconocemos a Cristo como el centro de nuestra vida y compartimos esta experiencia, entonces nos convertimos en misioneros. Todas las familias cristianas están llamadas a vivir este encuentro con Cristo en sus comunidades, no se puede estar unido  a  Cristo sin amar a los hermanos que Dios nos ha dado. porque somos parte de la familia de Dios, juntos construimos la comunidad parroquial, que es lugar de encuentro con otras familias y con Dios, en  la medida que vamos creciendo como comunidad, hacemos presente a Dios entre nosotros.
Por eso esta semana de la catequesis, recordemos  que Jesús Eucaristía me fortalece y con ello fortalece también a mi comunidad. Nos  hacemos fuertes, juntos caminando hasta la santidad.

Actuamos dede la fe
Dinámica: ¡¡En busca del TESORO!!

Se dividen en pequeños grupos y se les informa que anteriormente la catequista escondió tres TESOROS. Salen a buscarlo… al encontrarlo deben vencer la tentación de abrirlo para ver qué es lo que contiene y deben llevarlo al CATEQUISTA. Hasta que estén todos juntos se podrán abrir los TESOROS.

El catequista abre las cajas y todos deben gritar la palabra que está escrita: FAMILIA, / PEQUEÑA COMUNIDAD PARROQUIAL,  / DIOS-JESUS EUCARISTIA/CENTRO PASTORAL/  PARROQUIA, CENTRO DE CATECISMO.

El catequista pregunta si lo que está escrito: “Será esto verdaderamente un TESORO? ¿POR QUÉ?”

Complementamos: Si todos caminamos unidos, ayudándonos, escuchándonos (hacer referencia a lo que se haya observado en el transcurso de la búsqueda del tesoro) dirigiéndonos, entonces verdaderamente construimos familias, comunidades parroquiales que son verdaderos reflejos de Dios que es Amor, unidad, alegría y armonía.

Después de los comentarios, los niños pegan las palabras en la cartulina, formando la frase y en la otra cartulina arman el rompecabezas de Jesús Eucaristía (Anexo). Y escriben el compromiso comunitario es decir. Actitudes concretas a fomentar, para conservar nuestros tesoros, de igual modo elaborarán una oración con la palabra que les tocó. Al final lo vamos a leer.

Celebramos nuestra fe
1.- Entramos en procesión con las cartulinas y la oración que les tocó.
2.- Al llegar al altar cantamos juntos como hermanos.
3.- Al llegar a donde está el santísimo, acomodamos las cartulinas de manera visible.
4.- Al terminar el canto leen su oración.
5.- Hacemos un momento de silencio y finalizamos con la siguiente oración.

Jesús Sacramentado, te quiero pedir hoy por toda mi familia. Mi papá, mi mamá, mis hermanos. Dales salud a todos y que siempre puedan ser felices. Que mis papás tengan trabajo y se quieran mucho.  Que mis hermanos y yo estudiemos todo lo que aprendemos en la escuela, que ayudemos en casa sin protestar, y que aprendamos a jugar juntos y a llevarnos bien. Quiero que siempre nos acompañes y que vivamos muy unidos haciendo crecer tu inmenso amor en medio de nosotros todos los días, en todo momento. También te pido mucho por la comunidad parroquial. Que así sea, buen Señor Jesús. Amén

Catequesis familiar: seguramente los niños no saben lo que significan  algunas de las palabras del tesoro, por eso le vamos a pedir que en sus familias  investiguen lo que esto significa.  FAMILIA, / PEQUEÑA COMUNIDAD PARROQUIAL,  / DIOS-JESUS EUCARISTIA/CENTRO PASTORAL/  PARROQUIA, CENTRO DE CATECISMO

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