EL AMBIENTE Y LAS AMISTADES

 EL AMBIENTE Y LAS AMISTADES

            Empecemos el tema con un ejemplo:

         Cierto día, una gota de agua corría junto a otras muchas formando el cauce de un hermoso río. Cuando se iban acercando a una cascada, otras gotas le dijeron: No creemos que el mar hacia el que caminamos sea tan impresionante como cuentan, así que hemos decidido aprovechar la cascada para abandonar el cauce salpicando contra las rocas y lanzarnos a tierra firme. Síguenos, que será divertido. Así pues, aunque algunas gotas sensatas le aconsejaron que no lo hiciera, la gota se fue tras sus descontentas compañeras, y juntas saltaron a la orilla. Al momento, se mezclaron con la tierra y el lodo, y formaron un charco fangoso.
        La gota estaba contenta con sus nuevas amigas, pero no se daba cuenta de su error: había dejado de ser agua limpia que corre libre y alegre, para convertirse en barro maloliente, o como mucho en agua estancada llena de bichos y microbios dañinos.
           
                                          Interpretación del cuento:
Ese río es la Iglesia; cada gota de agua es el cristiano, que una vez limpiado por el Bautismo camina hacia la felicidad total en el Cielo (= el mar).
Si no nos dejamos engañar, llegar al Cielo es fácil. Hay que seguir a Dios y la Iglesia, que con los sacramentos, especialmente de la confesión y comunión, los mandamientos, etc. nos enseñan el camino. Pero también es fácil dejarse engañar por los que han perdido la confianza en Dios (las gotas descontentas). Son las malas compañías, los falsos amigos, que quieren apartarnos del camino que lleva al Cielo.
         Pero, ¿quiénes son esos malos compañeros? Son todos aquellos que en vuestra presencia no se avergüenzan de tener conversaciones sobre cosas obscenas, de decir mentiras, tacos e irreverencias, de hablar mal de los demás, o que tratan de alejaros de la confesión y las cosas de la Iglesia, os aconsejan robar, desobedecer a vuestros padres,... Todos estos son compañeros malos.

1.                 Ej.: En una ocasión, invitaron a Sto. Domingo Savio a ir a un sitio peligroso. Él, como sabía que era peligroso para el cuerpo y para el alma, dijo: Primero tengo que decírselo a mi madre. Si no, no voy. Ellos replicaron: No seas bobo; si se lo dices a tu madre, no te dejará, y encima se lo dirá también a nuestros padres. Entonces, él les respondió: ¡*(Ah! Si mamá no quiere que vaya, es señal de que es malo, y por eso no voy; y vosotros tampoco debéis ir, porque desobedeciendo ofendéis a Dios además de a vuestros padres. Decía San Juan Bosco: Si os juntáis con los buenos, con los buenos iréis al Cielo; pero si os juntáis con los malos, iréis empeorando, con el peligro de ir al infierno para siempre.

         Por tanto, haceos amigos de los compañeros buenos, que son los que frecuentan los sacramentos de la confesión y comunión, y con la palabra y con el ejemplo os animan a cumplir con vuestras obligaciones y os alejan de ofender a Dios “como las gotas sensatas”. No olvidéis también que vuestros mejores amigos son Jesús, María y el Ángel de la guarda.

         También puedes encontrar en revistaslibros, incluso en algún cómic, dibujos o palabras que te quieren hacer creer que el pecado no es tan malo, o que es algo muy divertido, o que seguir a Dios y a la Iglesia es aburrido e inútil. Lo mismo en la televisión. Muchos creen que pueden ver todo lo que ponen en la “tele”, pero, si no tienen cuidado, pueden caer en muchos pecados

         Dice la Biblia: El demonio anda como león rugiente, buscando a quién devorar. El demonio es un mentiroso, e intenta engañar a las personas poniéndoles las cosas que son pecado como algo bueno y divertido, cuando en realidad es lo que mata al alma y la hace infeliz y desgraciada.

         Por eso, hemos de estar siempre alerta y pedir a Dios que no nos dejemos engañar; juntémonos a los buenos compañeros, frecuentemos los sacramentos (quien ya haya hecho la primera comunión), seamos fieles a Jesús y María en medio de las dificultades, y así en esta vida seremos verdaderamente felices “como las gotas que siguieron en el cauce del río” y alcanzaremos el Cielo, mientras que los que se dejan llevar por el pecado, aunque parezcan contentos, viven tristes y amargados “como les pasó a las gotas que fueron a parar al charco fangoso”, y van camino de perderse eternamente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ORACION DE CATEQUISTAS

POEMA VUESTRA SOY, STJ

HUELLAS EN LA ARENA